Las Siglas – consideraciones generales
Las Siglas – consideraciones generales
Cabe destacar que la siglación no es un es un fenómeno nuevo. En la Antigüedad y la Edad Media encontramos siglas como DN para “Dominus Noster”, IHS para “Iesus Hominum Salvator”, RIP para “requiescat in pace” para no mencionar la muy conocida sigla INRI para “Iesvs Nazarenvs Rex Ivdaeorvm”. Los motivos por los que se recurre a las siglas están, en aquella época, principalmente asociados a la economía del pergamino. Actualmente el uso de las siglas está más extendido en todos los campos. ¿Quién no ha escuchado nunca hablándose del test ADN, de la ONU, de la UNESCO, de la UE, de Renfe, de la Once de los grapos, de los talgos, de los ovnis, etc.? Son todas siglas para las que a menudo desconocemos la denominación completa o bien el origen. Casi todo el mundo sabe lo que es radar, lo que una operación láser pero apenas nos acordamos que radar viene de “radio-detection and ranging” que láser viene de “light amplification by stimulated emission of radiatio”. Lo mismo pasa con las siglas lexicalizadas que designan aspectos relacionados con realidades culturales propias, como por ejemplo grapo para Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre o bien talgo para Tren Articulado Goicoechea Oriol.
Los ejemplos de este tipo son muy numerosos; hemos mencionamos algunos para poner de manifiesto, por un lado, el hecho de que las siglas no son una creación reciente y, por otro lado, el hecho de que hoy día las utilizamos a veces sin saber lo que significan en su origen. También podemos encontrar en textos siglas cuyo significado desconocemos totalmente y que aparecen sin ninguna explicación o sin su correspondiente traducción. Veremos a continuación en qué casos se traduce una sigla y las posibles confusiones que pueden originarse como consecuencia de una traducción indebida. Pongamos el siguiente ejemplo[1]:
(1) “Mueren ocho caballos arrollados por un tren de Renfe en Girona”
Sabemos que Renfe es la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles y, lógicamente, todo país tiene una red de ferrocarriles, ¿sería legítimo utilizar su homónimo en otro idioma? ¿Podemos traducir el texto al rumano y sustituir “Renfe” por “CFR” (Căile Ferate Române)? Sería, sin duda alguna, un error muy grave que puede ocasionar confusiones. Imagínense lo que podría entender el lector al leer la siguiente frase en rumano[2]:
(2) “Mor opt cai călcați de un tren al CFR-ului în Girona”
Se puede entender o bien que la Red de Ferrocarriles Rumana se extendió, es operativa en España y que atropelló ocho caballos en Girona o bien, si el lector no sabe que Girona es una localidad española, puede entender que el accidente tuvo lugar en Rumanía, en una localidad que se llama Girona.
Pues bien, lo que hay que hacer en estos casos es dejar la denominación tal cual en su idioma y mencionar entre paréntesis lo que significa, como proponemos a continuación:
(3) “Mor opt cai călcați de un tren al Renfe (Rețeaua Națională de Căi Ferate Spaniole) în Girona”.
Torre (1994:110) destaca el hecho de que los nombres de firmas comerciales, de revistas, periódicos, restaurantes, hoteles, universidades, escuelas, hospitales, instituciones públicas y privadas, no deben traducirse y que intentar traducir un término institucional por otro supone un “error a todas luces evidente”. Para ejemplificar este aspecto la autora menciona la inadecuación de la traducción de SNCFR, la red de ferrocarriles francés por Renfe, o bien de CNRS que es la sigla del Centre nacional de la recherche scientifique por CSIC que es la sigla del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, institución que desde el punto de vista semántico y también de las funciones es muy semejante a la institución francesa mencionada.
Como hemos mencionado anteriormente, el uso de las siglas está relacionado con la economía del tiempo. Nos planteamos en este punto otras preguntas, como por ejemplo ¿podemos utilizar las siglas en cualquier situación?, ¿son las siglas de fácil comprensión para todo el lector?
Haremos a continuación una breve presentación del concepto de sigla y las distintas teorías representativas respecto a la posibilidad y los criterios que hay que seguir a la hora de hacer la traducción. Comúnmente se define la sigla como una “pieza lingüística resultante de la unión de uno o dos grafemas de sus constituyentes”. (Casado Verde, 2000: 5081). Partiendo del estudio del autor citado presentamos brevemente las distintas posibilidades lingüísticas de formación de las siglas. Generalmente, las siglas se forman del grafema inicial de cada elemento de una unidad sintagmática. El autor citado pone de manifiesto el hecho de que no siempre es la letra inicial la que transciende en la formación de una sigla, varias veces por motivos fonológicos, casos en los que una unidad sintáctica está representada por dos grafemas iniciales, como por ejemplo RENFE < Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles. También se dan los en los que la preposición puede trascender a la sigla, por motivos de pronunciación o búsqueda de homonimia, como por ejemplo en ACUDE < Asociación de Consumidores y Usuarios de España o en PYME < Pequeña y Mediana Empresa[3]. En el caso en el que la unidad sintagmática está en plural, la sigla correspondiente se caracteriza por la duplicación del grafema inicial, son los llamados dobletes siglares, como por ejemplo en CCOO o bien en las formas acuñadas de otro idioma, como en EEUU.
Respecto a la traducción de las siglas y a las dificultades que presentan, se distinguen fundamentalmente dos casos: (a) siglas para las que existen una traducción oficial o un equivalente en la lengua de destino y se utiliza el equivalente estandarizado, es el caso que menos problemas plantea, la sigla suele tener una traducción internacional reconocida, y (b) el segundo caso, en el que las siglas designan instituciones propias a un país, por lo tanto no tienen un equivalente estandarizado.
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez de Miranda (2009) “Palabras con estructura interna” en Panorama de la Lexicología. Barcelona. Ariel. pp 133-159.
Casado Valverde (2000) “Otros procesos morfológicos: Acortamientos, formación de siglas y acrónimos”, en Gramática Descriptiva de la Lengua Española. Madrid. Espasa.
Felíu (2009) “Palabras con estructura interna” en Panorama de la Lexicología. Barcelona. Ariel. pp 25-51.
Giraldo, J. y Cabré, T. (2006) Importancia de las siglas en dos ámbitos temáticos. La terminología en el siglo XXI. Barcelona. Institut Universitari de Lingüística Aplicada.
Moya, V. (2000) La traducción de los nombres propios. Madrid. Cátedra.
Newmark (1988) Manual de la traducción. Madrid. Cátedra.
Torre (1994) Teoría de la traducción literaria. Madrid. Síntesis.
[1] Las negritas son nuestras.
[2] La traducción y las negritas son nuestras.
[3] No insistimos en las diferencias y las constantes confusiones entre siglas y acrónimos, remitimos al lector interesado a los estudios de Casado Valverde (2000), Giraldo, Cabré (2006), Álvarez de Miranda (2009), Felíu (2009), entre otros.