Sobre la traducción y la interpretación
A una primera vista, tanto la traducción como la interpretación atienden a los mismos fines, es decir, comunicar las ideas de otro. Si bien traducción e interpretación subyacen los mismos componentes del proceso de comunicación, su práctica y su adiestramiento requieren estrategias distintas. Tanto el traductor como el intérprete debe tener un buen conocimiento de la lengua a la que se traduce, un rico y variado vocabulario o recursos para encontrar términos o vocablos precisos, una buena memoria retentiva y una buena disciplina mental. Sin embargo, el proceso de la interpretación supone un mayor esfuerzo mental por parte del intérprete debido a que la transmisión del mensaje se hace de una manera espontánea.
Ahora bien, en muchas ocasiones, al saber dos o más idiomas uno puede decir que ya es traductor o intérprete. Conocer dos o más idiomas no implica ser un buen traductor o intérprete. Ser un buen traductor o intérprete supone también una formación en este sentido y fluidez en ambas lenguas. Además, para ser buen traductor o intérprete, uno necesita tener también conocimientos sólidos en el campo de la sintaxis, lexicología, pragmática así como conocimientos relacionados con aspectos socio – culturales, tanto en la lengua de llegada (LL) como en la lengua de partida (LP).